Reír sin temor al futuro
07/05/2024¿Cómo saber si estoy en una relación emocionalmente segura?
07/05/2024Quizás muchas situaciones en nuestra vida no sean sencillas y se tornen un poco complicadas, sobre todo cuando sabemos que “nuestro adversario el diablo, anda como león rugiente, buscando a quien devorar”. 1 Pedro 5:8
Sin embargo, esta afirmación no debería afectar nuestra paz porque la misma queda aplastada ante una promesa irrefutable en la que Jesús mismo nos otorga consuelo y esperanza:
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
En tiempos como los que vivimos actualmente nosotros, los hijos de Dios, somos la luz que resplandece en medio de la oscuridad, somos las palabras que traen consuelo, somos las manos que sostienen, los pies que ayudan al prójimo a caminar, es decir: ¡Somos el reflejo de las pisadas de Jesús en este mundo!
Como sus hijos, sabemos que pasaremos por diversas pruebas, pero también que nuestro Padre nos consuela diciéndonos que Él ha vencido al mundo. En Él están nuestras fuerzas, las que a su vez se encuentran en la confianza que depositamos en Él, en atesorar y en volver palpable lo que las escrituras hablan aún en medio de dificultades. ¡Su Palabra es nuestra bandera!.
Como bien lo decía el apóstol Pablo: “por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
2 Corintios 12:10
Por eso, las circunstancias y situaciones no nos definen, más bien estamos definidos por lo que Dios dice de nosotros y por entender que en este mundo estamos con un propósito claro: el de llevar su Palabra a toda la creación utilizando todos los medios, dones y talentos que Él depositó en cada uno de nosotros.
Así que, no dependas de hombres que son temporales o de circunstancias que son cambiantes, más bien dependé del único eterno, y vas a vivir en victoria.
«Amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.»
Deuteronomio 30:20