¿Por qué nos cuesta tanto dar?
30/04/2024R.E.A.L.E.S.
30/04/2024El libro de Hechos, para nosotros, que somos discípulos de Jesucristo, es un libro que nos debe guiar en nuestros pasos como discípulos, porque “aquellos discípulos”, fueron los primeros discípulos.
Y, hoy en día, nosotros somos esos discípulos, ellos ya no están, pero podemos estar sobre los pasos y las huellas que dejaron esos hombres de fe.
En el Capítulo 4:23-31 de Hechos, se cuenta una historia en la que los discípulos de Jesús se reúnen para orar, y al término de la oración el lugar tembló y se sacudieron las paredes, y eso es algo digno de dejarlo en la historia, porque no es algo que ocurre normalmente…y la pregunta que surge es: ¿Cómo hicieron estos hombres de fe para que ocurra esto?
Como sabemos, nosotros somos el templo del Espíritu Santo, así lo dijo el apóstol Pablo, pero, ¿será que nuestro templo, nuestro ser tiembla en la presencia de Dios y somos sacudidos por El cuándo estamos en oración?
De hecho, yo creo que muchas veces buscamos experiencias espirituales, y el temblor de las paredes, es sinónimo a experiencias espirituales, y esa búsqueda está bien, pero lo incorrecto es que vivamos una vida cristiana que netamente se base en esas experiencias, buscando ver ángeles, etc. Si estamos buscando una experiencia espiritual real, es necesario que imitemos la conducta de estos discípulos.
El contexto de la historia de Hechos, se desarrolla en plena persecución, los discípulos estaban escondidos. Y nosotros mismos hoy estamos viviendo persecuciones: conflictos, enfermedades, pobreza, soledad, etc. A los discípulos de Jesús los perseguía la casta religiosa de Jerusalén, para enjuiciarlos y si encontraban que eran herejes la condena sería muerte por apedreamiento. Y, en esa condición los discípulos se reunieron para orar, y comenzaron con alabanzas, en vez de desesperarse o llorar por su situación. El mismo espíritu de hace dos mil años, sigue estando en nuestras reuniones. Y es el que nos motiva a adorar y a orar, porque ahí viene la Palabra. Ellos utilizaban la palabra de los Salmos, y también nosotros hoy debemos usar la palabra de Dios en nuestras oraciones, y solamente después de eso, ellos hicieron su petición.
Esta petición no fue, “Señor, por favor sálvame a mí” o “llévame a otra ciudad para que yo sea feliz”. La gran mayoría de nuestras peticiones suelen ser así: “Dame Señor porque yo quiero ser feliz”, y la verdad es que,la Biblia no nos enseña a buscar la felicidad, la felicidad en este sentido, es un fruto que viene naturalmente por la presencia de Dios en nuestra vida.
Los discípulos aun cuando estaban siendo perseguidos no pidieron que el Señor los libre, pidieron tener más valor para ir a hacer la voluntad de Dios. No querían escaparse, querían hacer su voluntad.
¿Qué te está persiguiendo? Eso que hoy te persigue tiene que ser la motivación para que te acerques a Dios, para decirle: “Señor, yo te necesito con potencia en mi vida, para que lo que estoy pasando no me destruya, sino que pueda salir victorioso para exaltar tu nombre”.
Podemos darnos cuenta, que la oración de los discípulos estaba dirigida a Dios y a las personas. Debemos poner nuestras necesidades dentro de esta perspectiva, solo entonces vamos a tener experiencias espirituales que harán temblar las paredes de nuestras almas, por la auténtica presencia del Espíritu Santo en nosotros.
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Mateo 22:36-39
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y grande mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Por Jorge Martínez | Líder de célula y autor del blog www.Oraciones.Center