Noviazgos sobre la roca, matrimonios que perduran
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25/04/2024Una de las razones por las cuales no deseamos perdonar, es porque no queremos que la otra persona quede sin un castigo y sentimos que si perdonamos, no se hace justicia. Pero la venganza no tiene el efecto sanador que posee el perdón sobre las emociones. Perdonar es renunciar al deseo de venganza, por eso duele perdonar.
Los 3 primeros pasos para liberar perdón
- Reconocer que estamos heridos.
- Identificar qué es lo que nos lastimó y quién lo hizo.
- Declarar que en lugar de odio, resentimiento y deseos de venganza, vamos a liberar de la culpa a esa persona.
Esto no significa justificar lo malo que se hizo, es dejar sin efecto el daño que se nos causó. Es precisamente porque estamos heridos que debemos recorrer el camino del perdón. Cada vez que venga a nuestra mente lo que sucedió, vamos a desear que le vaya bien y no mal. ¡Luchemos contra el resentimiento hasta controlarlo!
Sigamos el proceso del perdón:
- Expresar arrepentimiento: Arrepentimiento es cambiar nuestro estilo de vida porque tenemos conciencia de que no estuvo bien lo que hicimos o dijimos. No es una emoción, pues pocos sienten arrepentirse, es una acción que evidencia madurez.
- Aceptar la responsabilidad: Debemos hacer una evaluación honesta de lo ocurrido y asumir la responsabilidad. «Soy responsable por lo que hice». Eliminemos las excusas y asumamos una actitud honesta con nosotros mismos y con el otro.
- Otorgar perdón: Perdonar es liberar a una persona de una deuda, una obligación o un castigo. Es quitar la responsabilidad sobre los hombros de las demás personas y renunciar al deseo de venganza.
Después del perdón… ¿Se restaura una relación?
No siempre se puede restaurar una relación porque no siempre conviene hacerlo. Por ejemplo, una persona herida puede perdonar al ofensor, pero no volver a tener la relación que un día tuvieron. Si ha mediado la agresión o el abuso, más lejos está esa posibilidad. Sin embargo, a veces, el deseo de reconciliarse es más fuerte que el dolor causado por la acción.
Por otro lado, la familia no está diseñada para vivir distante, tenemos una gran necesidad de estar cerca. Mientras más cercanos seamos, más estaremos inclinados a restaurar la relación.
Recuerda:
- El perdón es un estilo de vida, porque seremos heridos muchas veces y todos también vamos a herir a alguien, pero debemos decidir que nada ni nadie puede robarnos la paz.
- El perdón facilita que se genere el espacio para la reconciliación. Pero esto no ocurre inmediatamente, es necesario propiciar el tiempo para que la otra persona procese sus sentimientos.
- Ante la ofensa debemos enfrentar la circunstancia, establecer límites, procurar tener la certeza de que el ofensor experimenta un arrepentimiento genuino, pero no podemos negociar nuestra paz interior por la conducta de otra persona.
- Debemos perdonar aunque la relación no se restituya. El objetivo del perdón no siempre es la restauración total de la relación, pero sí disminuir el dolor emocional.